Las tutorías constituyen una de las
pocas ocasiones en que es posible la relación directa alumnos-profesor en una
educación de masas. El mantenimiento de algún tipo de relación y de contacto
con el alumno es necesario con objeto de que el docente pueda facilitar la
motivación para el aprendizaje y para que el alumno pueda consultar sus dudas o
problemas con alguien que sabe.
Integradas en el proceso de enseñanza
y planificación adecuadamente, las tutorías suponen una oferta de supervisión
del proceso de aprendizaje en el que el alumno obtiene nuevos elementos
(información complementaria, referencias, propuesta alternativas de acción) y
es controlado (permite verificar la ejecución efectiva de las acciones y etapas
del proceso de aprendizaje previsto)
La tutela del aprendizaje es una
necesidad de todo proceso de enseñanza-aprendizaje, no obstante hoy se enfatiza
aun más la necesidad de la tutoría, pues en el contexto actual de enseñanza orientada
a competencias es una herramienta fundamental para incrementar el nivel de
dominio de las capacidades y habilidades académicas de nuestros educandos.
La tutoría en el nivel medio
normalmente se centra exclusivamente en el aprendizaje, su dinámica, exigencias y
problemas. A diferencia de lo que se intenta con éxito en otros países, la tutoría
en el nivel medio no se ocupa de otros problemas (personales, académicos o de
desarrollo profesional). El desarrollo psicosocial de los estudiantes tiene
otros ámbitos de tratamiento. Las cantidades de alumnos por grupo que los profesores
manejan imposibilitan cualquier planteamiento en otra dirección; además que
culturalmente tanto los profesores como los alumnos consideran que en las
tutorías se tratan en exclusiva problemas relacionados con problemas de
aprendizaje escolar.
La modalidad de tutoría como apoyo en
materia educativa es la que más se
ofrece en nuestras instituciones: sin embargo, su escasa utilización por parte
de los estudiantes indica que tal oferta docente no conecta con las necesidades
reales de los alumnos.
Hoy día encontramos que erróneamente intentamos
incrementar las calificaciones a través de tutorías, sin tomar en cuenta que el
sistema propicia que existan estudiantes que no siguen la asignatura, no
asisten a clase y tienden a convertir la tutoría en una clase particular (lo
que parece inaceptable); otros que pretenden aprovechar esta ocasión para que
el profesor les resuelva los problemas (sobre todo en estudios de matemáticas,
física) que se han planteado en las clases o en los cuadernos de problemas,
utilizados en la asignatura ( lo cual parece poco recomendable).
La tutoría, juega pues, un papel
destacado en el proceso de aprendizaje. Y en nuestras escuelas esta prevista y
regulada la acción tutorial del profesor.... pero… en opinión de muchos… no funciona.
Desgraciadamente, la prescripción
institucional sobre la dedicación de los maestros a las "tutorías" no
ha constituido una verdadera oferta docente, como es bien conocido de todos. Y
no es exclusivo del ambito local, existen estudios como el del Periañez en la E.U. de Estudios Empresariales
de la Universidad de Sevilla; que se refiere a la utilización de las tutorías, donde
se documenta como el 82.6% de los estudiantes no las utiliza; y aquellos que sí
lo hacen presentan una frecuencia de 1.8 veces como media de utilización. Los
factores explicativos de esta situación son diversos; algunos de ello son: -
horarios inadecuados, - lejanía de los lugares donde se realizan las tutorías -
Barreras de acceso con los maestros y atribuyen una parte de la responsabilidad
a la institución y a los propios docentes tutores del grupo prueba.
Por lo que nos enfrentamos a un
escenario donde las tutorías ofertadas son desvirtuadas o poco aprovechadas. Posiblemente
para que esta oferta sea correctamente aprovechable deba hacerse junto con este
tipo de tutorías que buscan incremetar el rendimiento escolar (calificaciones)
acciones tutoriales ambivalentes de resultados que aunque aparentemente no estén
directamente vinculados con la materia donde el alumno tiene problemas incidan
en la forma de “como aprende” el alumno, es decir que la acción del tutor
impacte en la actitud y los hábitos de estudio del joven no solo sobre su
aprovechamiento en una asignatura.